CERCA DE LA ROCA

“Porque, ¿quién es Dios sino el Señor? ¿Quién es la Roca sino Dios?” (2 Samuel 22: 32)

Aquella era una tarde fría y lluviosa. El estrecho camino descendente estaba resbaladizo. A un lado había una montaña y al otro un precipicio que terminaba en el fondo con una quebrada seca.

Me encontraba transportando varios bultos de abono para fertilizar la tierra de una finca donde acababan de sembrar pasto. Estaba cansado, sentía que mi cuerpo no resistiría más aquel ajetreo.

De repente, la carretilla donde llevaba los bultos resbaló varios centímetros y mientras maniobraba para evitar un accidente laboral, ésta se balanceó hacia el precipicio que tenía algunos metros de profundidad.

No hubiera podido evitar la caída si no es porque, justo en el sitio del incidente, se encontraba una gran roca que sostuvo la carretilla impidiendo no sólo que ésta cayera al vacío, sino también que se volteara del todo.

Me detuve por un momento para descansar mientras analizaba lo ocurrido y aprendí una importante lección espiritual: si estoy cerca de la Roca, y permito que la Roca esté cerca de mí, aunque tambalee para caer, la Roca me sostendrá.

Es posible que hoy te encuentres caminando en la tarde fría y lluviosa de tu vida, por el camino más estrecho, que te está llevando cada vez más hacia el abismo seco donde no hallarás agua para saciar la sed espiritual que te embarga.

Es factible que estés llevando a cuestas la pesada carga de la culpa que te abruma, del dolor que calcina, de la separación que desgarra tus entrañas, de la enfermedad que degenera tu cuerpo o del fracaso que te desmotiva y te tiene al borde de la muerte.

Tal vez para este momento tú has dicho, “No aguanto más esta situación”, y ves cómo tu mundo se derrumba hacia el precipicio indeseado que te espera para acabar con todo lo que has construido.

Entonces, recuerda que “si estás cerca de la Roca, y permites que la Roca esté cerca de ti, aunque tambalees para caer, la Roca te sostendrá”. Esa Roca, de acuerdo con nuestro versículo de hoy, es Dios. Así que, ¡ánimo, no te desanimes! Dios, la Roca firme, está cerca de ti para impedir la caída, sostenerte y darte fuerzas para seguir adelante.

Te invito a seguir el ejemplo del salmista, quien sintiendo que perdía sus fuerzas para mantenerse en pie, oró: “desde el cabo de la tierra clamo a ti, cuando mi corazón desmaya. Condúceme a la Roca más alta que yo; porque tú eres mi refugio, torre de fortaleza ante el enemigo” (Salmo 61: 2, 3).

 

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